martes, 6 de diciembre de 2011

¿Razones para creer en un mundo mejor?


Publicado en Voz de la Unidad, Noviembre, 2011
Anda circulando, en lo que va del año, un anuncio de la Coca Cola, bajo el título Hay razones para creer en un mundo mejor. (http://www.youtube.com/user/cocacola). Basándose en un estudio realizado en el 2010 sobre la situación actual en el mundo, tal publicidad afirma que:
Por cada tanque que se fabrica en el mundo... se fabrican 131 mil peluches.
Por cada Bolsa de Valores que se desploma... hay 10 versiones de What a Wonderful World.
Por cada persona corrupta... hay 8 mil donando sangre.
Por cada muro que existe... se ponen 200 mil tapetes de "Bienvenido".
Mientras 1 científico diseña un arma nueva... hay 1 millón de mamás haciendo pasteles de chocolate.
En el mundo se imprime más dinero de Monopoly que dólares.
Hay más videos divertidos en internet... que malas noticias en todo el mundo.
En el buscador de Internet, AMOR tiene más resultados que MIEDO.
Por cada persona que dice que todo va a estar peor... hay 100 parejas buscando un hijo.
Por cada arma que se vende en el mundo... 20 mil personas comparten una Coca-Cola.
No dicen qué tipo de estudio o realizado por quién, cuándo o a qué hora. No he tenido tiempo para indagar más. El vídeo es acompañado por unos niños que cantan alegremente el tema Whatever de la banda británica Oasis al coro de: Lo que sea que hagas Lo que sea que digas, Sí, yo sé que está bien. (Sobre lo último, y con una perspectiva bastante optimista -de “quitarse el sombrero”- y que no comparto, puede verse en: http://lahistoriadelasemana.blogspot.com/2011/02/hay-razones-para-creer-en-un-mundo.html)
Algo es innegable: la “pausa que refresca”, se ha convertido con el paso del tiempo en el tótem del clan familiar a la hora de la comida y demás reuniones. Sé también de personas que han remediado sus malestares o mejorado sus bienestares corporales o afectivos, lográndolo gracias a su conversión religiosa a las versiones light o zero, sea diabetes, cólicos, sobrepeso; o que para superar su cocacoladependencia de la “normal” e irla dejando “poco a poco”; también regula el alta o baja de presión arterial, y algunas otras bondades que se me pasan de momento. Ya es impensable nuestra mexicana alegría, sin la compañía de este otro símbolo cuasi patrio adquirido.

Funciona además, según la sabiduría popular, como destapacaños, como “aflojatodo”, extintor de incendios, lavar las ruedas del automóvil, preparación de postres y también pica muelas efectivísimo. Todo lo anterior no he tenido oportunidad de probarlo. Pero quede aquí asentado. Añadan ustedes las demás que se sepan.

Los comuneros chamulas de Chiapas en la actualidad bendicen esta agua negra con fines chamánicos y curativos. La llevan en una presentación exclusiva a los altares de los santos protectores en el templo de san Juan Chamula. Una vez consagrada, tomada o untada, espanta a los espíritus malignos. También en las regiones indígenas de aquel estado, uno de los logros culturales, ha sido que tal producto se anuncie en sus idiomas propios.

Sería interesante preguntar a las víctimas -o a sus familiares-, de este clima de violencia, entre asesinados, desaparecidos, mutilados; personas en espera de que se haga justicia, o (como tuvimos oportunidad de verlo en ciudad Victoria, Tamaulipas) a los habitantes de poblaciones enteras secuestradas por el pánico, si las razones de Coca Cola, son razones suficientes para creer en un mundo mejor. Atinadamente escribe el periodista neoleonés, Juan Alberto Cedillo: “La narco guerra que registra México desde comienzos del nuevo milenio va a ser conocida en un futuro como el periodo más violento después de la Revolución Mexicana...”. Eso sí, acompañados por la “Chispa de la vida”.