martes, 6 de diciembre de 2011

¿Razones para creer en un mundo mejor?


Publicado en Voz de la Unidad, Noviembre, 2011
Anda circulando, en lo que va del año, un anuncio de la Coca Cola, bajo el título Hay razones para creer en un mundo mejor. (http://www.youtube.com/user/cocacola). Basándose en un estudio realizado en el 2010 sobre la situación actual en el mundo, tal publicidad afirma que:
Por cada tanque que se fabrica en el mundo... se fabrican 131 mil peluches.
Por cada Bolsa de Valores que se desploma... hay 10 versiones de What a Wonderful World.
Por cada persona corrupta... hay 8 mil donando sangre.
Por cada muro que existe... se ponen 200 mil tapetes de "Bienvenido".
Mientras 1 científico diseña un arma nueva... hay 1 millón de mamás haciendo pasteles de chocolate.
En el mundo se imprime más dinero de Monopoly que dólares.
Hay más videos divertidos en internet... que malas noticias en todo el mundo.
En el buscador de Internet, AMOR tiene más resultados que MIEDO.
Por cada persona que dice que todo va a estar peor... hay 100 parejas buscando un hijo.
Por cada arma que se vende en el mundo... 20 mil personas comparten una Coca-Cola.
No dicen qué tipo de estudio o realizado por quién, cuándo o a qué hora. No he tenido tiempo para indagar más. El vídeo es acompañado por unos niños que cantan alegremente el tema Whatever de la banda británica Oasis al coro de: Lo que sea que hagas Lo que sea que digas, Sí, yo sé que está bien. (Sobre lo último, y con una perspectiva bastante optimista -de “quitarse el sombrero”- y que no comparto, puede verse en: http://lahistoriadelasemana.blogspot.com/2011/02/hay-razones-para-creer-en-un-mundo.html)
Algo es innegable: la “pausa que refresca”, se ha convertido con el paso del tiempo en el tótem del clan familiar a la hora de la comida y demás reuniones. Sé también de personas que han remediado sus malestares o mejorado sus bienestares corporales o afectivos, lográndolo gracias a su conversión religiosa a las versiones light o zero, sea diabetes, cólicos, sobrepeso; o que para superar su cocacoladependencia de la “normal” e irla dejando “poco a poco”; también regula el alta o baja de presión arterial, y algunas otras bondades que se me pasan de momento. Ya es impensable nuestra mexicana alegría, sin la compañía de este otro símbolo cuasi patrio adquirido.

Funciona además, según la sabiduría popular, como destapacaños, como “aflojatodo”, extintor de incendios, lavar las ruedas del automóvil, preparación de postres y también pica muelas efectivísimo. Todo lo anterior no he tenido oportunidad de probarlo. Pero quede aquí asentado. Añadan ustedes las demás que se sepan.

Los comuneros chamulas de Chiapas en la actualidad bendicen esta agua negra con fines chamánicos y curativos. La llevan en una presentación exclusiva a los altares de los santos protectores en el templo de san Juan Chamula. Una vez consagrada, tomada o untada, espanta a los espíritus malignos. También en las regiones indígenas de aquel estado, uno de los logros culturales, ha sido que tal producto se anuncie en sus idiomas propios.

Sería interesante preguntar a las víctimas -o a sus familiares-, de este clima de violencia, entre asesinados, desaparecidos, mutilados; personas en espera de que se haga justicia, o (como tuvimos oportunidad de verlo en ciudad Victoria, Tamaulipas) a los habitantes de poblaciones enteras secuestradas por el pánico, si las razones de Coca Cola, son razones suficientes para creer en un mundo mejor. Atinadamente escribe el periodista neoleonés, Juan Alberto Cedillo: “La narco guerra que registra México desde comienzos del nuevo milenio va a ser conocida en un futuro como el periodo más violento después de la Revolución Mexicana...”. Eso sí, acompañados por la “Chispa de la vida”.

jueves, 14 de julio de 2011

“La guerra es un accidente de la incomprensión humana”

Conversamos con el padre de la microhistoria, Giovanni Levi, sobre la historia y su percepción de la guerra.
Publicado en Punto.edu. Año 1, número 7

¿Qué es la Microhistoria?
La Microhistoria es la historia general, pero analizada partiendo de un acontecimiento, un documento o un personaje específico. Haciendo una analogía, es como si se utilizara un microscopio; se modifica la escala de observación para ver cosas que, en una visión general, no se perciben.Por ejemplo, yo estudié un pueblito en Piamonte, pero mi problema era tan general que mi libro fue traducido en doce idiomas. Porque a través de el análisis microscópico de una situación se podía poner preguntas y respuestas generales que en otros lugares tenían sentido por la relevancia de las preguntas.

¿Cómo nace su interés por estudiar la Microhistoria?
En los años 70, cuando era militante político percibí, junto con otras personas, que había una lectura social muy genérica. En el caso de las solidaridades sociales, se tenía percepción, por ejemplo, que los obreros eran de izquierda, lo que no es necesariamente cierto. El problema era ver si los conceptos un poco automáticos de las solidaridades sociales que se utilizaban debían ser modificados a través de otras formas de análisis. Para mí, el nacimiento de la microhistoria es científico y político al mismo tiempo.

¿Cómo se hace política a través de la Historia?
Entendiendo el mundo. Las ciencias sociales son uno de los instrumentos fundamentales para entender el mundo y el hacer política. Los políticos tienen una sensibilidad intuitiva más que una comprensión real del mundo.

Su vida ha estado bastante ligada a la guerra, ¿cree que esta es parte inherente de la historia?
Cuando los niños estudian la historia, estudian guerras y no periodos de paz. Sin embargo, no creo que la guerra sea el personaje fundamental de la historia, el personaje es el hombre. La guerra es un tragiquísimo accidente de la incomprensión de los hombres.

Usted ha dicho que está tan acostumbrado a la guerra que enfrentar la paz fue más traumático…
Lo dije en el sentido de que las primeras cosas que vemos en nuestra vida son las que consideramos normales. Para mí, la guerra ha sido mi periodo natural. Después entendí que era una patología. Antes era normalidad y juego.

Ahora tenemos otro tipo de guerras, algo más sutiles
Este es un problema terrible. Durante un largo periodo no hemos tenido alternativas al sistema imperial capitalista. Este es un problema muy difícil porque no tenemos otras perspectivas.

¿Cómo se refleja esta falta de perspectivas diferentes en la noción actual de la guerra?
Yo creo que esta es una situación muy compleja que implica también una modificación en el sistema de guerra, pero para mí esto es secundario. El verdadero problema es que no se puede inventar maneras de modificar la situación política del mundo sin guerra. No quiero ser relativista, yo creo que es mejor un sistema de democracia que uno dictatorial, pero la ingenuidad de los americanos y europeos es pensar que se puede imponer un sistema de democracia como si fuera evidente para la gente que es mejor. La democracia no se puede imponer.

miércoles, 29 de junio de 2011

Y nosotros, ¿cuándo?

Hay palabras en nuestro vocabulario cotidiano que de tanto utilizarlas pierden su sentido original, adquieren otro distinto o, en el peor de los casos, quedan completamente vacías. Tal es, desde mi perspectiva, el uso de las palabras inteligente o inteligencia.

Hay edificios inteligentes, maquinas inteligentes, misiles inteligentes (habrase visto u oído, armas de destrucción humana ¡inteligentes…!!!), artículos domésticos inteligentes, retretes inteligentes y también la intención de una escuela inteligente (con perdón de D. Perkins). Del mismo modo hay inteligencias artificial, emocional, y bueno, según ha demostrado H. Gardner, las hay múltiples; y hasta se ha inventado algo con qué medirla, con lo que no se han terminado de poner de acuerdo los especialistas: el mentado IQ (el índice de coeficiente intelectual), por demás fuertemente criticada su validez, debido a su finalidad clasificatoria más bien con carácter prejuicioso y racista. (Véase por ejemplo, la obra R.C Lewontin, et al. No está en los genes. Crítica del racismo biológico. Crítica, 1984).

Esta adjetivación que ha adquirido el término, se ha transformado en su una propia cosificación. En palabras de Marx en el Capital, se ha “fetichizado”. Se ha transfigurado en un fenómeno social/psicológico adoptando “para los hombres, la forma fantasmagórica de una relación entre cosas, buscando amparo en las neblinosas comarcas del mundo religioso”. De tal suerte, la inteligencia y lo inteligente no son ejercicio o atribuciones de la mente sino más bien un “producto” (¿mercancía?) que se nos aparece como una “figura autónoma, dotada de vida propia”. En este discurso, el ser humano ha perdido sentido, e incluso su lugar.

Tenemos, de este modo, muchas cosas inteligentes, que se venden y compran. La inteligencia y lo inteligente han adquirido vida propia, Y nosotros, los seres humanos, ¿cuándo será nuestro turno de ser inteligentes?

viernes, 25 de marzo de 2011

"No hay que confundir memoria con historia"

Pierre Nora

La visión del filósofo y académico francés

Miércoles 15 de marzo de 2006

PARIS.– Además de inventar una nueva forma de narrar la historia, Pierre Nora consiguió establecer una línea demarcatoria entre dos conceptos cercanos y con frecuencia contradictorios: “No hay que confundir memoria con historia”, dice.

De una curiosidad sin límites, Nora siempre pensó que, en un mundo presa de la inmediatez, la mejor forma de transmitir la historia de una nación es a partir del presente. De esa convicción nacieron, entre 1984 y 1993, una obra monumental y un concepto: les lieux de mémoire (sitios de la memoria). Durante más de diez años, con la ayuda de 130 historiadores, estableció la geografía sentimental de la nación francesa.

En esa obra, reunida en tres tomos, se combinan libros, hombres, parajes y conceptos: la catedral de Reims, la batalla de Waterloo, el libro de Proust “En busca del tiempo perdido”, Vichy, Versalles, Juana de Arco, Víctor Hugo, “La Marsellesa”, la República, el Tour de Francia, la Torre Eiffel y las Galerías Lafayette.

Una mitología francesa sobre la cual su autor dice: “Lo novedoso de esta manera de escribir la historia es que rompe con el hábito cronológico. Partimos del presente para hacer un inventario de aquellos objetos, hombres o lugares que pertenecen a la herencia colectiva".

Pierre Nora nació en 1931, en una familia judía de la burguesía parisiense. Hijo de un reputado cirujano, a los 12 años salvó su vida tirándose por una ventana para escapar de la Gestapo. Para olvidar, consagró su vida al estudio: es doctor en historia, en letras y en filosofía; profesor universitario; ensayista, y miembro de la Academia Francesa.

En 1980 fundó la revista académica Débat, que todavía dirige. Desde 1966, cuando comenzó a colaborar con Gallimard, es considerado el editor de ciencias humanas más importante de su generación: publicó, entre otros, a Pierre Foucault, Raymond Aron, Jacques Le Goff, George Dumézil, Elias Canetti y George Duby.

¿Quién mejor que él para explicar las razones de la crisis de identidad que atraviesa Francia en estos momentos? ¿Por qué este país se debate entre las reivindicaciones de todas sus minorías -étnicas, religiosas o sexuales- que tratan de imponer sus propias memorias a la mayoría nacional? En un mundo globalizado, el problema no es exclusivamente francés: las respuestas del historiador tienen alcance universal.

-La agitación de los últimos meses en Francia da la sensación de que la gente ya no sabe muy bien la diferencia que existe entre memoria e historia. ¿Cuál es esa diferencia?

-Memoria e historia funcionan en dos registros radicalmente diferentes, aun cuando es evidente que ambas tienen relaciones estrechas y que la historia se apoya, nace, de la memoria. La memoria es el recuerdo de un pasado vivido o imaginado. Por esa razón, la memoria siempre es portada por grupos de seres vivos que experimentaron los hechos o creen haberlo hecho. La memoria, por naturaleza, es afectiva, emotiva, abierta a todas las transformaciones, inconsciente de sus sucesivas transformaciones, vulnerable a toda manipulación, susceptible de permanecer latente durante largos períodos y de bruscos despertares. La memoria es siempre un fenómeno colectivo, aunque sea psicológicamente vivida como individual. Por el contrario, la historia es una construcción siempre problemática e incompleta de aquello que ha dejado de existir, pero que dejó rastros. A partir de esos rastros, controlados, entrecruzados, comparados, el historiador trata de reconstituir lo que pudo pasar y, sobre todo, integrar esos hechos en un conjunto explicativo. La memoria depende en gran parte de lo mágico y sólo acepta las informaciones que le convienen. La historia, por el contrario, es una operación puramente intelectual, laica, que exige un análisis y un discurso críticos. La historia permanece; la memoria va demasiado rápido. La historia reúne; la memoria divide.

-¿Por qué ese abandono de una conciencia colectiva nacional en beneficio de esas reivindicaciones de la memoria?

-Hubo un cambio en la naturaleza misma del trabajo del historiador. Los historiadores fueron durante mucho tiempo los depositarios de la memoria comunitaria en la medida en que tenían, casi, el monopolio de la interpretación, que, de paso, no era libre, porque con frecuencia el historiador era instrumento del poder. Con el tiempo, el historiador se independizó, para asumir una actitud científica. Pero casi al mismo tiempo apareció una vida mediática densa, que contribuyó a crear una forma de memoria colectiva, independiente del poder puramente científico. Las tragedias del siglo XX contribuyeron, en gran medida, a democratizar la historia, es decir, a hacerla vivir. El hombre comenzó a sentir que lo que vivía era la historia, contrariamente a lo que sucedía en las sociedades campesinas tradicionales. Cuando un campesino vivía, no tenía el sentimiento de que lo que hacía se inscribía en una gran corriente o tenía un significado que superaba su propia vida y la de su familia. Todo cambió cuando el hombre comenzó a decirse que no vivía en la tradición, sino en la historia.

-¿En qué momento comenzó ese proceso?

-Simbólicamente, cuando Goethe dijo en Valmy: "Usted podrá decir «yo estuve» [se refiere a una frase del autor alemán en su libro "Campañas de Francia y de Maguncia", publicado en 1817, sobre la batalla de Valmy entre franceses y prusianos]". En otras palabras: "No crea usted que está viviendo un hecho anodino; está viviendo una batalla de gran importancia histórica". Desde entonces el mundo comenzó a valorar al testigo. El testigo se transformó en aquel que conserva la memoria viva para hablar del drama europeo de 1914, del drama comunista, de la guerra de colonización, de la colonización mundial. El problema es que ese personaje tiene un gran valor histórico, pero no decisivo. Allí es donde comenzó el drama actual. Lo que vivimos desde hace 20 años es el paso de una memoria modesta, que quería hacerse reconocer, de una cantidad de víctimas que querían que sus penas y sufrimientos fueran tenidos en cuenta, a una memoria que se pretende dueña de la verdad histórica, más que toda otra forma de historia, y que está dispuesta incluso a querer cerrarles la boca a los mismos historiadores. En 20 años, hemos pasado de la defensa del derecho a la memoria a la defensa del derecho a la historia.

-¿Esto quiere decir también que las sociedades de los países occidentales -Francia, por ejemplo- estarían en vías de dejar de vivir su historia para vivir numerosas y diferentes historias?

-El ejemplo francés es muy apropiado. Creo que Francia es, en este momento, una especie de caldo de cultivo particularmente sensible por numerosas razones. La primera es que siempre tuvo una relación particularmente intensa con la historia. Desde el siglo X, la relación de Francia con su pasado se intensificó cada vez más, porque la historia fue el instrumento formador de la conciencia cívica y nacional. La historia fue la disciplina prioritaria que hacía de los niños unos auténticos franceses. De esta manera, la historia cumplió un papel capital, porque consiguió reprimir las memorias, limitarlas al seno de las familias, al ejercicio privado. Un niño podía ser hijo o nieto de un aristócrata asesinado en la Revolución, hijo de un obrero asesinado en la Comuna, judío emancipado desde hacía poco, inmigrante o bretón? Pero cuando estaba en la escuela era un pequeño francés como cualquier otro, que recitaba "nuestros ancestros, los galos". Lo que sucedió en los últimos 40 años es que se rompió ese doble registro privado/público y que esas memorias particulares de las minorías en vías de emancipación y de integración en el colectivo nacional reclaman ser como las demás, reconocidas por la mayoría nacional, y, a la vez, conservar algo de sus identidades. Algo que llaman "su" memoria.

-Y que lo es...

-Sí. Cada comunidad tiene su propia historia. Los obreros tienen una memoria obrera que comenzó a establecerse cuando la clase obrera estaba desapareciendo. Comenzamos a hablar de memoria campesina en los años 70, cuando no había más campesinos en Francia. Por entonces, el porcentaje de la población activa ocupada en la agricultura cayó por debajo del 10%, mientras que después de la Segunda Guerra Mundial alcanzaba el 45%. Se comenzó a hablar de memoria femenina sólo con la emancipación y la integración de la mujer en la sociedad francesa.

-En otras palabras, ¿la memoria sectorial o comunitaria aparece después de una conmoción o de una tragedia?

-En cierto sentido. Las guerras, los genocidios, los totalitarismos? La Shoa es el ejemplo perfecto de la matriz memorial. Fue justamente Auschwitz lo que dio origen a la expresión "deber de memoria".

-Esta necesidad de memoria particular parece estar provocando una crisis de identidad nacional en Francia.

-Porque el sujeto nacional portador de esa ideología de la nación está en grave crisis. A las guerras, a la reducción del poderío, a la crisis del modelo, a la dificultad de la transmisión del mensaje se agregaron cantidad de cosas en los últimos 40 años. Francia tiene, desde entonces, una historia en migajas que provocó una profunda fisura en el nivel de su memoria. Piense en la Segunda Guerra Mundial y en el gobierno colaboracionista de Vichy. Francia salió de esa experiencia trágicamente dividida: había una memoria de los resistentes, una memoria de los racistas, una memoria colaboracionista, una de los ocupados y otra de los no ocupados, de los prisioneros...

-¿Por qué ese desgarramiento?

-Porque cada uno creía encarnar una parte real de este país.

-¿Fue en ese momento cuando la historia oficial de Francia comenzó a ser difícilmente transmitida?

-En efecto. En las escuelas comenzó a ser muy difícil transmitir una memoria oficial. A eso se agregó el drama de la descolonización amplificada por la guerra de Argelia, porque, a diferencia de los ingleses, los franceses manejamos muy mal ese proceso. Y porque teníamos en esas colonias una verdadera población francesa. Argelia, por ejemplo, no era simplemente una colonia, sino mitad colonia y mitad departamento francés. La descolonización fue una auténtica guerra civil. Los franceses vivimos la guerra de Argelia como los norteamericanos vivieron la Guerra de Secesión.

-Un nuevo desgarramiento.

-Fue un traumatismo nacional, un desgarramiento de la conciencia, al mismo tiempo que el fin de la proyección mundial de Francia y un regreso a las fronteras nacionales. En ese mismo momento comenzaron a nacer las obligaciones europeas, que disminuyeron las libertades y soberanías de los franceses.

-En los últimos años hay en Francia una tendencia a dictar leyes que sacralizan las memorias sectoriales: la ley Gayssot, que considera crimen toda actitud negacionista; la ley Taubira, que califica la trata de negros de crimen contra la humanidad; por fin, un artículo de ley, en 2005, que preconizaba la "necesidad de enseñar en las escuelas el papel positivo" de la colonización francesa (artículo que acaba de ser anulado por el Consejo Constitucional). Muchos historiadores siempre estuvieron en contra. Usted en primer lugar.

-Porque la historia no puede ser dictada por los legisladores. Eso sucede sólo en los países totalitarios, no en una democracia. Si cada hecho histórico se vuelve intocable tras haber sido declarado por ley genocidio o crimen contra la humanidad, se está condenando a muerte la investigación histórica y, por ende, cristalizando la historia de una nación. Cuando, en 1990, se comenzó a discutir la ley Gayssot, yo me opuse. Por entonces trabajaba sobre la memoria y, a pesar de las buenas intenciones de ese texto, pensaba que estábamos poniendo el dedo en un engranaje del que no podríamos salir. Comenzaríamos con los judíos y continuaríamos con todas las demás comunidades.

-Y así fue.

-Sí. Si no conseguimos poner freno a esta desviación, mañana veremos en Francia a los protestantes venir a reclamar al Estado una ley en nombre del "genocidio" por la masacre de San Bartolomé en 1572, o a los habitantes de la Vendée por las víctimas de la contrarrevolución entre 1793 y 1796. Nunca terminaríamos. Lo que en realidad es preocupante es un peligroso aumento de la ideologización de "la" víctima en todo el mundo.

-¿Cuál es la diferencia entre lo que usted llama ideologización actual de las víctimas y la posición de la izquierda europea en los años 60, cuando comenzó a denunciar la colonización, la marginación y otras formas de explotación?

-El problema es que esa izquierda ha dejado de existir. La actual ya no tiene más nada que decir y nada más para hacer. Le queda una sola cosa: indicar lo que está bien y lo que está mal. Entonces se apodera de los temas históricos y trata de convertir la historia en purgatorio de la humanidad.

-Pero ¿por qué la gente es ahora sensible al ejercicio de la memoria sectorial en vez de pensar en la historia?

-Debido a la supremacía del presente. En el mundo actual, el presente se ha vuelto el juez supremo. Es el registro de temporalidad con el que vivimos nuestro cuerpo, nuestra vida familiar, nuestro placer y nuestro juicio del pasado. En Francia, el peso del presente se traduce, por ejemplo, en algo tan simbólico como haber permitido a las parejas dar a los niños el apellido paterno o materno indistintamente. Eso es una ruptura de la genealogía y de la filiación. Dentro de dos o tres generaciones, nadie sabrá de quién desciende. Y nadie parece darse cuenta del significado profundo que tendrá ese cambio para la sociedad. Esto quiere decir, entre otras cosas, que las personas han dejado de vivir para sus hijos: sólo viven para sí mismas. Creo que estamos ante un oscurecimiento completo de la proyección de futuro.

-En otras palabras, ¿el hombre moderno ha dejado de saber adónde va?

-Así es. Cuando uno sabía vagamente, o creía saber, adónde iba, era posible saber de dónde venía. Usted y su familia se transformaban, entonces, en un instrumento de transmisión, aun cuando los historiadores eran quienes permitían al pasado preparar el futuro. Pero a partir del momento en que los hombres dejan de saber adónde van, que las cadenas interpretativas han dejado de permitirles proyectarse en el futuro, es necesario constatar que estamos en una situación totalmente imprevisible.

-Chesterton decía que cuando los hombres dejan de creer en Dios terminan creyendo en cualquier cosa. ¿Eso se podría aplicar a la historia?

-Perfectamente. Y si se deja de creer en la historia, en cualquier historia, que vaya hacia alguna parte, tampoco se sabe qué es lo que hay que retener del pasado para justificar el futuro. Es entonces cuando el hombre se pone a vivir bajo el control absoluto del presente y termina por juzgar la historia con los criterios del presente. Esa idea de crimen contra la humanidad que invocan todos esos grupos memoriosos es una noción que data de Nuremberg. La idea de aplicarla a fenómenos que sucedieron hace cinco o seis siglos es aberrante. Esto no quiere decir que no hubo horrores. Al contrario. Toda la historia de la humanidad está repleta de crímenes contra la humanidad. Pero si toda la historia se vuelve una serie de crímenes contra la humanidad, ¿por qué enseñarla? Sólo nos queda expiarla.

-En esas condiciones, ¿cuál es el papel que le queda al historiador?

-Creo que somos más necesarios que nunca. En un mundo delirante, es imprescindible que reasumamos una misión de vigilancia intelectual, racional y cívica. La tarea del historiador es ayudar a la sociedad a reflexionar sobre sí misma, pero sin emitir juicios de valor. No tiene razón de ser un historiador obligado a llegar a conclusiones políticamente correctas. Los historiadores no tienen lugar en un mundo donde sólo reinan el "bien" y el "mal".

Por Luisa Corradini
Para LA NACION

miércoles, 9 de febrero de 2011

A Machetazo Limpio

A mí si me gustó. Con todo y las tripas usadas como cuerda
para brincar de piso a piso, los degollados, la sangre que casi salpica las
primeras filas del cine. A final de cuentas, he visto más sangre en centenares
de películas consideradas “éxitos” de Holywood, desde Freddy hasta Kill Bill.

Me gustó “Machete” porque tiene una historia sensacional detrás de los pectorales de Lindsey
Lohan, Jessica Alba en la regadera y algunos galones de sangre; porque es la
historia de un político antiinmigrante que recibe dinero del narco mexicano
para poner una barda electrificada en la frontera no para controlar la
inmigración, sino la entrada de la droga. Es la historia de la rebelión de los
fregados, los indocumentados, contra quienes los han declarado sus enemigos,
los Minuteman, los politiqueros que mienten sobre los inmigrantes para elegirse
en puestos de gobierno, y de una agente latina de la Migra. Es la historia de
una comunidad que se organiza y se une para derrotarlos, a machetazo limpio,
bajo el liderazgo de la Shé, una Ché femenina muy cuero actuada por Michelle Rodríguez.


La derecha antiinmigrante (aunque eso es redundancia porque no hay izquierda
antiinmigrante), está furiosa con Machete. No es para menos. Machete hace de
nuestro lado lo que ellos han hecho del suyo durante años. Cada vez que abren
la boca nos dicen “ilegales”, “criminales”, “asesinos” y Machete revira la
jugada. Cada personaje anti-inmigrante es asesino o corrupto o criminal hasta
la pared de enfrente. Es una revancha hecha película.


Nomás que los gringos no están acostumbrados a ser tratados así, solamente a tratarnos
así a nosotros y a cualquier otro desprotegido del mundo. Ver Machete es como
ver una película donde los vietnamitas maten soldados gringos en vez de ver a
Rambo matando a docenas de ellos con una sola flecha o donde los alemanes
mataran a los gringos en ¡Combate! Es ver, por una vez, que los gringos son los
malos y nosotros somos los buenos. Es vernos ganar y eso los apanica.

La Red Machete

Pa’ que el lector se de un quemón, a’i van algunas críticas
a Machete de nuestros clásicos enemigos: “La reconquista ha llegado… a un cine
cerca de usted”, escribe James Pinkerton, de FoxNews, por aquello de que México
quiere “reconquistar” California y Texas; Richard Spencer, editor de AlternativeRight.com
dice que Machete “es un catálogo de escenas izquierdistas depravadas y
previsibles, cuyo único mensaje es ‘Asesinen a los Blanco

En VDARE.com, grupo antiinmigrante por excelencia, Alexander Hart dice que Machete tiene “una
agenda anti-blanca, anti-americana, que ofrece a los americanos patrióticos una
idea de cómo los ve Hollywood”. Por su parte, el Consejo de Ciudadanos
Conservadores llamó en Indianápolis a protestar en la inauguración de Machete
en el cine Regal Galaxy, y la Patrulla
Fronteriza
Americana (no confundir con la Migra de verdad) publicó la
lista de cines donde pasan Machete en Los Ángeles, para que sus miembros vayan
a protestar.

Otro ignorantón es John Nolte, editor de BigHollywood.com,
que en media docena de artículos describe Machete como “racista y
anti-americana”, y dice que es “un llamado a la revolución; un llamado a la
guerra en contra de una América cruel”. Le hace eco un cuate de nombre Alex
Jones, quien en PrisonPlanet.com dice que “Machete es pura propaganda
anti-texana y pro-inmigrante y quiere dividirnos; Hollywood produjo un arma de
la cultura radical latina para atraer a las masas a favor de la supremacía
Hispana”. Le dejé un mensaje un su Web preguntándole qué fuma pero no ha
contestado.

El peorcito es, para variar, William Gheen, jefe de ALIPAC (Americanos por la Inmigración Legal),
quien le mandó una carta a todos sus miembros diciendo que ante “una película
como ‘Machete’ de Robert Rodríguez exhibiéndose en más de 3,000 cines en
América debe ponernos en guardia por una posible rebelión masiva. Si los
levantamientos de Los Ángeles continúan o se extienden, ALIPAC demandará
públicamente que ‘Machete’ sea retirada de los cines”. Los levantamientos a que
se refiere son los que siguieron a la muerte a balazos del inmigrante
guatemalteco Manual Jamines a manos de la policía de Los Ángeles.


Pero Machete es una película, no es la realidad. Ojala lo fuera. No la de veinte cuates con machetes, palas y picos que destripan racistas, sino la de una comunidad organizada en redes de
cooperación, ayuda mutua y de un frente unido para enfrentar todo lo que todos
los días tiene que soportar, la discriminación, el maltrato, el desprecio, el
racismo. Con una (o muchas) Shé y una buena red de respuesta, responderíamos
mejor ante hechos como el asesinato de Jamines, cuya sangre es real y no de
película.

Y váyase a ver Machete, pa’ que sigan trinando los que la odian y nos odian…

México del Norte

Jorge Mújica Murias

mexicodelnorte@yahoo.com.mx

http://mx.groups.yahoo.com/group/mexicodelnorte/message/406





viernes, 21 de enero de 2011

CONSERVADORES Y LIBERALES CREARON MITOS EN TORNO AL AMOR A LA PATRIA

Mediante un comunicado de prensa emitido por el Congreso del Estado se da cuenta de eventos en torno al Bicentenario y Centenario de la revolución:

Con la conferencia Independencia e ideología a principios del porfiriato que impartió el día de hoy la doctora Alma Dorantes González, integrante del INAH Jalisco, continuó el ciclo de conferencias que con motivo de los festejos conmemorativos de la Semana Cultural Rumbo al Bicentenario de Independencia. México 1810-2010, se han venido realizando en el Congreso del Estado desde el pasado lunes y habló sobre la situación que prevaleció en el país durante el Siglo XIX, que consideró como una etapa de desorden, caos y crisis económica.

Añadió que nos enseñaron en la escuela nuestros maestros y los libros de texto que este periodo fue de levantamientos armados y de cambios continuos de presidentes y gobiernos; y que incluso algunos investigadores de nuestra historia como Francois Xavier Guerra y Enrique Florescano coinciden en sus obras que el Estado Mexicano en esa etapa carecía de formación de conciencia nacionalista.

Señaló Dorantes González que esta conceptualización por parte de los escritores se debió principalmente a que México sufría en esos años de inestabilidad política por el declive económico del país y por consecuencia se percibía la ausencia de unidad social, de conciencia y de nacionalismo entre la población mexicana., es decir, no había sentido de unión entre los mexicanos.

Ante este panorama, la investigadora difiere y expone que tanto los conservadores como los liberales se preocuparon por crear ritos y ceremonias que alimentaron y gestaron entre los mexicanos el amor a la patria, estableciendo en el año 1821 la Bandera como Símbolo Patrio; en 1825 se instituyeron los días 15 y 16 de septiembre para festejar la Independencia de México y en 1854 se entona por primera vez el Himno Nacional.

Este dato aunado a que siendo Presidente de la República Benito Juárez, explicó, tuvo la iniciativa de establecer como patrimonio cultural la Casa de Hidalgo en la cual implementó un Libro de visitas, para que los asistentes a ese lugar pudieran dejar sus mensajes para el llamado Padre de la Patria, Miguel Hidalgo y Costilla, así como su sentir respecto al movimiento independentista y a los caudillos que participaron.

En los textos del llamado también Álbum de Hidalgo se puede apreciar que las dedicatorias o autógrafos contenidos en los tres volúmenes enaltecen al cura Hidalgo y a la gesta insurgente que encabezó. Manifestó que gran parte de los firmantes contenidos en estas libretas eran de oficio militar, lo que habla de la importancia y relevancia que tenía el Ejército a nivel nacional en nuestro país.

Otro dato relevante de estos textos es que se pueden apreciar tres posturas en torno a ellos: la primera de júbilo y optimismo ante el movimiento independentista revelando un odio hacia los españoles; la segunda la mitificación de la época colonial, donde destaca la esclavitud y el sufrimiento que padecía el pueblo mexicano; y la última son los mensajes que denotan tanto optimismo como pesimismo en relación al movimiento independentista, ya que lo ven como un proceso inconcluso porque los ideales de los jefes que proclamaron la libertad no se han cumplido.

Puntualizó que tanto la Casa como el Álbum de Hidalgo cumplieron el objetivo a cabalidad, el cual era el de prolongar durante el año la remembranza del Padre de la Patria, así como las penalidades que tanto él como sus seguidores sufrieron durante el tiempo que duró la insurgencia independentista; además de recoger la ira de la población ante las promesas incumplidas por parte de los gobernantes quienes promulgaban velar por el bien de la Nación. Actualmente estos tomos, con excepción del primero de ellos, se encuentran en la Biblioteca Nacional del Instituto de Antropología e Historia

La investigadora también habló sobre el periodo del porfiriato, llamado así porque durante 30 años gobernó el país el general Porfirio Díaz en forma intermitente desde 1876 hasta mayo de 1911. Durante estos años México gozó de estabilidad y progreso económico, pero también existieron severas desigualdades sociales. Para concluir su exposición indicó que el amor a la patria había permeado entre la población mexicana en los albores de esta época..

Al término de la ponencia, el diputado Presidente de la Mesa Directiva, José García Flores, hizo notar que el principal objetivo de las ponencias que se han venido presentando en esta semana cultural es el de dar a conocer en voz de los expertos en el tema información diversa sobre las etapas de la Independencia de México, ya que es importante saber quiénes somos y de dónde venimos, además de reencontrar nuestra historia y reforzar el nacionalismo.

Fuente: http://sdpnoticias.com/blogs/jalisco/2009/09/11/conservadores-y-liberales-crearon-mitos-en-torno-al-amor-a-la-patria-dice-investigadora/5087

domingo, 16 de enero de 2011

Las autoridades austríacas ven posible el retorno temporal del penacho de Moctezuma a México


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16 de enero de 2011

Viena, 16 ene (EFE).- Las autoridades museísticas austríacas han abierto por primera vez la posibilidad de que el "Penacho de Moctezuma", un símbolo del poder del emperador azteca, vuelva temporalmente a México para ser expuesto.

"Desde hace algún tiempo se mantienen conversaciones con México para una cesión temporal", afirmó hoy a la radio pública austríaca (ORF) la directora general del Museo de Historia del Arte de Viena, Sabine Haag, que integra también al Museo de Etnología donde se expone la valiosa pieza.

"No existe una petición oficial de devolución por parte de México. Esto tampoco ha sido un tema" de las conversaciones, agregó.

Como contrapartida de la cesión temporal, Austria obtendría durante el tiempo de préstamo una pieza azteca y la carroza dorada de Maximiliano I, fusilado en México y hermano del emperador austro-húngaro Francisco José I.

El penacho del emperador Moctezuma (1466-1520) es un tocado de plumas de quetzal engarzadas en oro y piedras preciosas, adquirido por el archiduque Fernando de Tirol en 1590 para su colección del castillo de Ambras, en Innsbruck.

Según narra el cronista Bernal Díaz del Castillo, Cortés envió los objetos al rey de España en un navío, pero éste fue asaltado por un corsario francés, por lo que el penacho fue vendido y acabó después de un tiempo en Austria.

La reliquia, que se dice fue un signo de poder del emperador azteca, se ubica dentro de la colección del museo austríaco denominada "Tesoros del México Antiguo".

Moctezuma era el emperador de los aztecas cuando llegó a territorio mexicano el conquistador español Hernán Cortés, en el primer cuarto del siglo XVI.

La posición oficial de Austria es que el conocido como "Penacho de Moctezuma" jamás perteneció al emperador azteca, algo que reiteró hoy Haag.

El penacho no "se puede poner en relación directa con Moctezuma. Pero entendemos que para los habitantes originarios de México es un objeto de profundo significado simbólico y espiritual", afirmó.

Austria nunca ha cedido la pieza a México alegando su extremada fragilidad, pero también por temor a que jamás fuera devuelta.

El diario austríaco "Kronen Zeitung" asegura que en los últimos meses se han producido intensos contactos diplomáticos entre Austria y México, dentro de una operación llamado "pavo", para lograr que la preciada pieza vuelva por fin al país norteamericano.

El ministro austríaco de exteriores, Michael Spindelegger, no se opondría a la vuelta de la pieza a México, según el diario.

Hace quince años el fallecido presidente austríaco Thomas Klestil pidió que se restituyera en señal de gratitud, por ser el único país que no reconoció la anexión de Austria por la Alemania nazi en 1938.

En 2006 los socialdemócratas y los verdes del Parlamento solicitaron también la devolución, aunque los conservadores del Partido Popular (ÖVP) se opusieron.

sábado, 15 de enero de 2011

DE QUIÉN ES EL PENACHO DE MOCTEZUMA ?



Número 12 mayo-junio 1997
DE QUIÉN ES EL PENACHO DE MOCTEZUMA ?
http://swadesh.unam.mx/actualidades/Actualidades/12/texto12/penacho.html
Carmen Cook de Leonard






Se ha estado anunciando que el gobierno de Austria ha concedido mandar a México el llamado "Penacho de Moctezuma", presionado por un grupo de concheros mexicanos. Sin embargo, es necesario conocer la historia de esta obra de arte única y universal, y la falsa postura que estaría tomando México al solicitar oficialmente este envio.



Este penacho no fue "robado" a México, palabra despectiva que ya se ha usado hasta en televisión, pues es parte del envio de 158 piezas de variable valor, que mandó Moctezuma como regalo, como era cos-tumbre en aquel entonces, a Cortés como importante visitante. De estas piezas el objeto más valioso para los españoles no fue el penacho, sino tres discos metálicos, representando al Sol, la Luna y Venus, el primero de oro puro y de dos metros de diámetro, pesando 17 kilos, que fue en número 1 del documento preparado como inventario por dos notarios en la Villa Rica de la Vera Cruz, el 5 de no-viembre de 1519, en duplicado, una copia para la reina y la otra para Carlos V. La primera se encuentra en Sevilla y la otra en la Biblioteca Nacional de Viena con el número: Ser. Nova 1600 (hist. prof. 1200, olim. W 5279). Fue enviada la lista anexa a la Primera Carta de Cortés al rey.

Brevemente, la trayectoria de la colección, desde 1519, fue la siguiente:

Estuvo la colección en exhibición en Bruselas, donde la pudieron ver destacados personajes de la época, entre ellos Durero, que dejó en sus memorias su expresión de admiración en exaltadas palabras. En 1563 pasó a manos de Fernando, conde de Tirol, hijo de Fernando I y sobrino de Carlos V, al recibir el palacio de Ambras, en donde se colocó en su gabinete de arte la colección mexicana. Después de la muerte del conde, en 1595, se levantó nuevo inventario, pero en los siguientes siglos hubo varios movimientos de la colección, forzados por guerras, para terminar finalmente en Viena en 1817. Descansó en las bodegas hasta que fue redescubierto el penacho en 1878. Reconociéndose su valor artístico, se tomó la decisión de hacer su reparación, pues en los viajes había sufrido desperfectos; el peor era el desperfecto de las plumas por la polilla, aflojadas las cuerdas del respaldo y perdidos la mayor parte de los discos de oro y otros ornamentos del mismo metal. La reparación se hizo lo mejor que se pudo, con los materiales disponibles. Las plumas usadas en el original, que son Pharomacras mocinno La Llave, Cotinga amabilidad Gould, Piaya cayana I y Ajajá I, no pudieron reponerse con los mismos pájaros mexicanos, con excepción del quetzal, que se importaba en el siglo pasado para los sombreros de las damas. Las plumas de la cotinga, se sustituyeron por un pájaro ártico de Siberia, pero sobreponiendo todo el pellejo del pájaro a las deterioradas plumas que quedaban, muy en contra de la técnica de la plumaria, que coloca plumita por plumita. Las otras dos plumas, del flamenco y del cucú, fueron repuestas por otras europeas, lo más similares posible. Las piezas de oro caídas que es como 50 por ciento, fueron repuestas por discos de bronce dorado, que des-tacan por su color de las auténticas de oro.
La descripción del penacho en el inventario de 1519, es como sigue:


N 12: Yten mas una pieza grande de plumajes de colores que se ponen en la caveza en que ay a la redonda della sesenta y ocho pizas pequeñas de oro que sera cada una como medio cuarta y debxo dellas veynte torrecitas de oro.

La cantidad de 68 discos de oro identifica sin lugar a duda el penacho como el mismo que ahora se encuentra en el Museo de Viena.

Resumiendo:

1.- El penacho nunca lo usó Moctezuma.
2.- Es una de las 158 piezas como regalo de Moctezuma a Cortés, que a su vez las envió al rey de España, por lo que no fue robado.
3.- El penacho se ha conservado por los amantes del arte a través de casi cinco siglos, con el cariño que merece, a pesar de guerras y por lo menos diez cambios de lugar.
4.- Se encuentra en un lugar privilegiado en el Museo de Viena, en que puede ser admirado por visitantes, mostrando la grandeza de nuestro pasado e invitando a que nos conozcan mejor. Es uno de nuestros mejores embajadores.
5.- Por los estragos del tiempo y las reposiciones de materiales nuevos, ya el penacho tiene poco del original. Las cuerdas del respaldo están flojas y algunas plumas sueltas; las pieles para su sostén están duras y quebradizas.
6.- Tenemos en México una copia fidedigna, al tamaño, del original, hecha en 1958 por órdenes del licenciado Raúl Noriega, entonces oficial mayor de la Secretaría de Hacienda, con plumas auténticas, colocadas con la técnica de la plumaria, las piezas de oro copiadas con oro fino mexicano, custodiado por el Museo Nacional de Historia en Chapultepec.
7.- Por nuestra dignidad como nación y por el buen nombre de México, mostremos nuestro sentido de justicia y nuestra cultura, reconociendo como propietaria del penacho a la nación de Austria.

Ultimamente se ha hecho muy popular por individuos y por grupos, destacarse y hacer pasar por grandes patriotas, solicitando el regreso de piezas de origen mexicano que se encuentran en el extranjero. Como lo estamos viendo, no todas tienen el mismo origen. Debe tomarse muy en cuenta la historia de cómo llegó a su destino extranjero el objeto. Si un mexicano la vendió, siendo el legítimo propietario, o si por contrato oficial de excavación o intercambio, se concedió a una universidad o museo extranjero el objeto, debe considerarse legítimo propietario. Sin embargo, si investigamos un poco, podemos encontrar muchos objetos arqueológicos que salieron clandestinamente del país, que por justicia deben volver a México. Así, pues, cada caso debe estudiarse y ponderarse antes de provocar malentendidos y manchar el buen nombre de México.


*Excélsior, 24 de febrero, 1988,
No. 25826. Sección Cultural, p. 1.

lunes, 3 de enero de 2011

SE DESMIENTE VINCULACIÓN DE EL EZLN Y LA OTRA CAMPAÑA CON CUALQUIER SECUESTRO

El día 1 de enero del 2011 comenzó a circular en algunos diarios nacionales y extranjeros, a partir de la agencia de prensa española EFE, una nota en la cual se dice que “un fiel integrante de las fuerzas insurgentes del EZLN” atribuía, mediante un comunicado, el secuestro de Diego Fernández de Cevallos al EZLN. En la confusa nota difundida por la agencia española se acusa también a distintos colectivos de La Otra Campaña de ser copartícipes de dicho secuestro, así como se refieren a varias páginas electrónicas y comunicados antiguos, de libre circulación, a disposición de cualquiera en la red, como sitios en donde buscar las pruebas para dicha acusación contra los zapatistas.



Pues bien, al correo de nuestra página llegó también completo, el “comunicado”, tal y cual llegó a los diferentes medios que hicieron y publicaron con él su nota. Bastaría con que pusieran el escrito que les llegó completo para que cualquier lector viera que es imposible que tenga un origen relacionado con el EZLN. Vamos, es incoherente a todo lo largo de su redacción, es claro que quien lo hizo no hace sino buscar protagonismo, generar confusión y servir a los intereses del poder.



La otra campaña es un movimiento político, civil y pacífico. Así ha sido desde su convocatoria y así se ha movido y actuado a lo largo de estos años. No recurre por lo tanto a secuestros para obtener recursos ni para hacer propaganda política.



Asimismo, es para todos sabido, que el EZLN, y su historia y práctica durante 27 años, desde sus inicios hasta hoy día, lo demuestran, no realiza secuestros, esto va en contra de sus principios. Por lo mismo, el EZLN no ha desarrollado ni la estructura organizativa ni la infraestructura material para este tipo de acciones. Desde el año de1994 en que los zapatistas decretaron el cese al fuego ofensivo, para darle una oportunidad a la construcción de la paz justa y digna, ha cumplido su palabra, no así el Estado mexicano que los ha agredido política, económica, militarmente desde el 1 de enero del 94 hasta nuestros días.



Por todo esto es claro, y reiteramos una vez más, que ni el EZLN ni la Otra Campaña realizan secuestros. Ni el EZLN ni La Otra Campaña secuestraron a Diego Fernández de Cevallos.



Si alguien tiene simpatía o considera que políticamente es correcto practicar el secuestro, no tiene lugar en la Otra Campaña. El “guerrero Balam” como se autonombra quien mandó el comunicado al que nos hemos referido ya tuvo sus 15 minutos de fama, algunos medios retomaron fragmentos de su escrito y lo pusieron en sus primera páginas. Puede disfrutarlos. Mientras, las comunidades indígenas zapatistas sufrirán una nueva escalada de agresiones como resultado de este tipo de ocurrencias oportunistas y policiacas. Este es el verdadero peligro compañeras y compañeros, estemos pendientes ante esta nueva provocación contra los compañeros zapatistas.



Por Enlace zapatista, Javier Elorriaga, Sergio Rodríguez Lascano.

México, a 2 de enero del 2011.